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Por Víctor Cárdenas. RadioSur 106.4 FM.

Comunidad de la rivera del Río Fucha reunida al rededor de la fogata, construyendo vida y desactivanfdo violencia.

Cerca del Instituto Para ciegos, donde el río Fucha “casi nace”, se está gestando una actividad ecológica y social liderada por habitantes que gozan del privilegio de vivir en las faldas de los Cerros Orientales de Bogotá. La conversación con la lideresa Guaira Arias revela que, más allá del paisaje, el trabajo se centra en combatir la violencia histórica y recuperar el sentido comunitario.

El Privilegio de la Montaña y el Río Limpio

San Cristóbal Sur es descrito por sus habitantes como “una de las localidades más frías de Bogotá”. Es una zona donde la gente se levanta muy temprano, y aún se puede ver el vapor saliendo del cuerpo. Sin embargo, esta ubicación ofrece la “maravilla de disfrutar todos los días la montaña” y ver el amanecer muy cerca de los Cerros Orientales.

La localidad vive “muy cerca del páramo”. Específicamente, está conectada con el Páramo Aguanoso, el Páramo Cruz Verde y, por extensión, con el Páramo de Sumapaz, que es el páramo más grande del mundo.

Además de la conexión con el páramo, la comunidad se asienta casi a la orilla de uno de los ríos más importantes de Bogotá: el río Fucha. Los residentes resaltan su fortuna de vivir junto a este cauce que “entra muy limpio” a la ciudad, recorriendo casi 2 km en su cauce natural, conservando sus “piedras naturales” y albergando sus propias “especies, con peces”.

Construyendo Vida y Desactivando la Violencia

Guaira Arias explica que el enfoque principal de su trabajo es “construir vida de barrio”. Esto implica ocupar la cotidianidad y la conversación del barrio para fomentar “relaciones más amorosas, más cuidadosas” y, con ello, “desactivar la violencia” y el individualismo.

Comunidad del Río Fucha dialoga al rededor del calor de la fogata.

El trabajo busca reconocer el valor del cuidado que ocurre en cada casa y que sostiene a la población que retorna al barrio con el agotamiento de la ciudad. Históricamente, estos barrios han sufrido múltiples violencias: la violencia del desempleo, la falta de inversión pública, y la violencia que irrumpe con las “ollas” (el narcotráfico).

Para contrarrestar estas realidades, han implementado diversas estrategias para “volver a lo colectivo”:

• El juego, la danza, la pintura, y la pedagogía.

• La conversación, la olla comunitaria.

• Recorrer los Cerros Orientales e ir al río.

• La “jugarreta en la calle”.

Todo esto busca recuperar el “sentido comunitario de vida” y el impulso vital que los sostiene.

Ganarle la Guerra al Microtráfico: Una Necesidad de Amor.

El trabajo más arduo, según la lideresa, es el relacionado con evitar que los jóvenes caigan en el mundo de la droga. La respuesta a si es difícil ganarle la guerra al microtráfico es contundente: “No es difícil, es una necesidad”.

El narcotráfico ha arrinconado a la gente en el lugar del miedo, haciendo que dependan de la cámara de seguridad para obtener una sensación de seguridad. La estrategia comunitaria es opuesta: crear espacios donde los vecinos se conviertan en un “referente colectivo” y sean “amorosos”.

“Las personas que caen en situación de drogodependencia necesitan un hogar, necesitan ser cuidados, necesitan amor, necesitan ser escuchados”.

Arias sugiere que, a menudo, estos jóvenes han sido rechazados por la institucionalidad o por la escuela, que “no entendió su necesidad fundamentalmente afectiva”. El trabajo de la comunidad se enfoca en reconocer que son la “fuerza creativa y amorosa que puede construir otras realidades en el barrio”.

La única manera de sacar “esa realidad y ese dolor y esa herida” del narcotráfico es “crear condiciones dignas para las personas que cuidan la vida de barrio”. El objetivo es que las personas no encuentren en el microtráfico una “opción económica” o una “salvación económica” ante una situación desesperada.

Es fundamental que quienes están atravesados por el flagelo de las drogas, y que suelen sentirse juzgados o culpables, encuentren una comunidad, amigos y hermanos que los cuiden y los acompañen, creando canales para que puedan transitar a otros caminos.

La lideresa Guaira Arias extendió su gratitud por “conectarnos con otras voces, con otras historias,” asegurando que seguirán construyendo.

Desde el nacimiento del Fucha, la labor por el rescate de la vida digna en el barrio San Cristóbal, en la localidad cuarta de San Cristóbal, continúa.

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