
Por: RadioSur 106.4 FM

El reloj marcaba las nueve y once de la mañana cuando la señal de Radio Sur 106.4 FM conectó, en vivo y en directo, con el Salón Comunal del barrio Tejar Ontario, en la localidad sexta de Tunjuelito. La mañana bogotana estaba tibia, animada por el murmullo de madres, bebés y profesionales de la salud que se congregaban para celebrar la Semana Internacional de la Lactancia Materna.
La voz del periodista Jorge Londoño se filtraba entre el bullicio, describiendo un ambiente colorido y cercano: pancartas con mensajes de apoyo a la lactancia, sillas ocupadas por madres con sus pequeños en brazos y mesas con folletos educativos. “Estamos aquí para conmemorar un acto que es, además de natural, profundamente transformador: la lactancia humana”, anunciaba.

En el centro del salón, Stephany Quiroga, integrante del Comité Local de Seguridad Alimentaria y Nutricional, abría la jornada con un mensaje claro: “El primer acto de soberanía alimentaria es la lactancia. Es la primera vacuna que todos los seres humanos recibimos y es un compromiso con la salud de nuestros niños y niñas menores de seis meses”.

Stephany explicaba que la celebración, de alcance mundial, tiene como objetivo no solo promover la lactancia, sino también generar conciencia sobre su importancia como pilar de salud pública, desarrollo infantil y sostenibilidad. La jornada incluía talleres prácticos, asesorías personalizadas y testimonios de madres lactantes.
Entre ellas, Sara Díaz, madre de cuatro hijos, compartía su experiencia con serenidad y orgullo. Contaba que todos sus hijos habían recibido leche materna, algunos hasta los tres años, y que siempre había notado la diferencia en su salud: “Cero gripes, cero complicaciones. La leche materna es la mejor herencia que podemos darles”. Para ella, los mitos sobre el “deterioro” físico de la madre al lactar son infundados: “Con buena alimentación, el cuerpo se recupera. Lo importante es el bienestar del bebé”.

El evento también contó con la presencia de Karen Nataly Rodríguez, representante de la red Internacional de Acción por la Alimentación Infantil IBFAN, quien destacaba la lactancia como un acto sostenible: “Al evitar fórmulas comerciales y envases plásticos, reducimos la huella de carbono, la deforestación y la contaminación. Lactar también es cuidar el planeta”. Su intervención recordaba que el vínculo madre-hijo que se fortalece en la lactancia tiene beneficios emocionales y físicos para ambos, e incluso reduce el riesgo de cáncer de mama en la madre.
En otro rincón del salón, personal de la Subdirección Local de Integración Social y del Plan Ampliado de Inmunización ofrecía vacunación gratuita y orientaciones sobre conservación de la leche materna. Se hablaba de cómo almacenarla, cómo mantener la producción y cómo retomar la lactancia después de separaciones temporales.
El ambiente era de comunidad. Madres conversaban entre sí, algunas con experiencia, otras en sus primeros días de maternidad, todas unidas por una misma certeza: la leche materna es alimento, medicina y protección. Entre los asistentes también había padres y cuidadores, aprendiendo cómo apoyar a las lactantes y derribar prejuicios culturales.
Mientras la mañana avanzaba, los asistentes escuchaban que lactar no es solo un asunto biológico, sino una decisión política y cultural. “Es resistir a la presión de las industrias que promueven sustitutos costosos y menos saludables; es reafirmar que la vida y la salud de los niños están por encima de cualquier interés comercial”, insistía una de las ponentes.
El evento se extendió hasta el mediodía, cerrando con un mensaje que quedó resonando en las paredes del salón: lactar es un acto de amor, de cuidado y de libertad. No solo alimenta el cuerpo del bebé, sino que nutre la sociedad y protege el planeta.
Al salir, las madres se llevaban en sus brazos a sus hijos y en sus mentes nuevos conocimientos, reafirmando que cada gota de leche materna es una semilla de salud y esperanza. En Tunjuelito, aquella mañana, se celebró mucho más que una fecha en el calendario: se celebró la vida.
